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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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miércoles, 9 de mayo de 2012

En el ambiente también hay acontecimientos positivos, que hay que potenciar (LPG)

Podríamos señalar otros ejemplos de buenas señales y de perspectivas prometedoras, para poner más en claro que lo positivo nunca deja de estar presente, aunque siempre necesite más dedicación y más compromiso.

La tendencia es siempre y en todas partes a destacar lo negativo y a prestarle menos atención a lo positivo; y tal tendencia va ganando terreno en un mundo que está constantemente sobrecargado de peligros y de problemas, que se manifiestan ya como rutina en la cotidianidad tanto nacional como global. Por eso hay que hacer un esfuerzo especial para reconocer y evidenciar las señales prometedoras y los signos beneficiosos, sin perder desde luego el espíritu crítico, pero a la vez dejando crecer la confianza en que las cosas pueden mejorar si se hace lo que se debe hacer frente a las problemáticas específicas, que en nuestro caso son tan serias y agobiantes.
En el ámbito de la seguridad ciudadana y de la estrategia contra el fenómeno de las pandillas se vienen dando, en semanas recientes, novedades que en algunos sentidos son sorprendentes aunque por eso mismo no dejan de despertar reservas e inquietudes. El auge en cuanto a homicidios parecía imparable; pero de pronto surgió un hecho que parecía insólito: un acuerdo entre las pandillas más notorias, en voz de sus cabecillas encarcelados, para dejar de matarse entre sí. De inmediato empezó a bajar el índice de muertes violentas, que hoy anda ya por las 5 diarias, cuando llegó a más de 12. Y hasta el momento, el acuerdo se mantiene.

Como es natural, en esto hay aún más preguntas que respuestas, pero el dato concreto está ahí, y no se puede ni se debe desconocer. La labor de un mediador particular y de un alto representante de la Iglesia Católica sigue en pie. Las autoridades acompañan, y siguen haciendo lo suyo. Si esto se sostiene y se consolida, estaremos ante un acontecimiento de alto valor correctivo, no sólo en nuestro país sino en toda el área. Y ya se están percibiendo señales de que la dinámica va pasando al campo de las extorsiones, que tanto victimizan a la población. Insistimos: hay aquí un filón al que hay que ponerle ojo, porque toca una de las zonas más sensibles de nuestra realidad.
En un ámbito completamente distinto, tenemos el caso de FOMILENIO II, que ya se anunció como un hecho que, como proyecto, está en sus fases finales de definición. Hemos visto los beneficios del FOMILENIO I, que está por concluir como esfuerzo de cooperación entre Estados Unidos y El Salvador: ahora toca definir, programar y asegurar que lo emprendido en FOMILENIO I continúe desarrollándose. Y viene FOMILENIO II. Son realidades sobre el terreno, que apuntan directamente hacia el desarrollo territorial. Hay que garantizar que dinámicas como éstas no sólo se mantengan, sino que se profundicen y expandan. Esas son rutas de verdadero progreso. Aprovechémoslas sin reservas ni discontinuidades, como desafortunadamente ha sido lo usual.
Podríamos señalar otros ejemplos de buenas señales y de perspectivas prometedoras, para poner más en claro que lo positivo nunca deja de estar presente, aunque siempre necesite más dedicación y más compromiso. En ese orden y en esa línea, lo que hay que hacer en el país es mucho y de gran calado. En las áreas específicas de la productividad y de la competitividad, la tarea pendiente es enorme y urgente, y constituye un desafío vital tanto para el sector público como para el sector privado, que deben actuar en común, dejando de lado las descalificaciones y los desacuerdos circunstanciales. El país necesita signos patentes de que es posible avanzar hacia el desarrollo, en vez de recibir constantes muestras de entrampamiento paralizante tanto en las actitudes como en las conductas.

 

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