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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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martes, 24 de enero de 2012

Ninguna noche es eterna (LPG)

Ninguna noche es eterna - La Prensa Grafica - Noticias de El SalvadorDurante las últimas semanas estudié y comparé varias de las encuestas más recientes, incluyendo algunas que no fueron publicadas por haber sido realizadas para uso exclusivo de quienes las financiaron.                                              El balance que obtuve no hace más que confirmar lo que ya el sentido común capta por sí mismo en los corrillos políticos y en la calle: lo único que crece es el escepticismo. Ese movimiento implica el achicamiento de las posibilidades para las extremas ideológicas y para su otrora tan rentable juego de polarización.
¿Por qué entonces, si eso es tan evidente, persisten las actitudes y los mensajes polarizantes? Algo tiene que ver en ello la simple inercia y el ruido que producen los sectores más atrasados, pero también tiene que ver la necesidad meramente coyuntural de afianzar lo que queda del menguado voto duro. Lo que definirá el fin obligado de ese juego anacrónico y estéril será el resultado de las inminentes elecciones municipales y legislativas. De manera general, ese resultado es ya perfectamente previsible: cualquier victoria, sea roja o tricolor, será por el mínimo margen.

Esa situación dejará sin piso las ortodoxias y las intolerancias, abriendo paso a un saludable realismo político producido más por el instinto de supervivencia que por la sabiduría. No estoy diciendo que desaparecerán los radicalismos, solo afirmo que del espejismo de ser opción de poder volverán a su natural condición de franca minoría. En adelante, las puertas se cerrarán para quienes solo agitan viejas supersticiones y mitologías ideológicas, aquellas de la guerra fría, y se abrirán para quienes ofrezcan soluciones razonables a nuestros problemas reales. ¿Cuál es la diferencia entre Soyapango y Santa Tecla si las dos ciudades son gobernadas desde hace varios años por la izquierda? ¿Por qué allá hay suciedad, caos y resquemores típicamente tercermundistas, y en esta hay un claro camino hacia la modernidad? Allá el alcalde pinta todo de rojo, se viste él mismo de ese color y se pone además una gorra verde olivo adornada con las banderas de Cuba y Venezuela; aquí el alcalde ha puesto decididamente su gestión al servicio de la ciudadanía en general y no de su partido.
¿Ideología o soluciones prácticas, empantanamiento en un pasado conflictivo y excluyente o progreso palpable y general? Óscar Ortiz es de izquierda pero entiende que en Santa Tecla también hay gente de derecha, y entiende más: no importa el color del carné partidario de cada uno puesto que, al final de cuentas, todos son ciudadanos conviviendo en un mismo espacio. Habrá quien quiera vivir en Soyapango, por supuesto, pero evidentemente es más seguro y agradable vivir en Santa Tecla.
El problema no es entonces si optamos por la izquierda o la derecha. Ese falso dilema concluyó para los salvadoreños el año 2009. El problema es cuál izquierda y cuál derecha, porque en ambos campos como se ve hay servidores del pasado y emisarios del futuro. Mi convicción personal es que la mayoría de los salvadoreños ya lo sabemos y podemos distinguir entre unos y otros. Aquí ya no hay más perspectiva ni para la derecha neoliberal ni para la izquierda comunista.
En esto baso mi optimismo. Salvo improbables vocaciones suicidas, el próximo candidato presidencial de la izquierda no será ungido en La Habana, ni el próximo candidato presidencial de la derecha será un representante del gran capital. Fidel y Raúl ya están seniles y con el agua al cuello. Por la otra parte los grandes señores del dinero han terminado por dilapidar cualquier resto de su antiguo prestigio. La única salida para ambos consiste en hacerse a un lado y, en lo posible, no solo permitir sino además impulsar la renovación de los idearios y los liderazgos. Ninguna noche es eterna.

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