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MODERACION
lunes, 2 de enero de 2012
Asocio y Fomilenio: dos buenas perspectivas (El Mundo)
es contraproducente seguir alimentando hogueras de odio y ataques viscerales contra quienes, por muchísimos años, han sido tradicional y certeramente, los impulsores y sostenedores de nuestra economía.
Es indudable que el 2012 trae para nuestro país, en particular, grandes expectativas que podemos calificar de positivas para la población en general, si consideramos que el Asocio con los Estados Unidos de América podría volverse una realidad concreta, tomando en cuenta las últimas encuestas hechas en aquella nación, las cuales indican una tendencia favorable para el presidente Barack Obama, que le permitiría otro período como inquilino de la Casa Blanca, pues hasta ahora las propuestas republicanas enfrentan la desconfianza del importante sector electoral de los latinos y otras nacionalidades por razones inmigratorias.
Luego, tenemos la confirmación de que El Salvador ha sido considerado para recibir más ayuda proveniente del Fomilenio, para impulsar el desarrollo de la zona costera y marítima, con lo cual decenas de municipios ubicados en la franja de nuestro mar territorial, tendrán la oportunidad de favorecerse con la realización de muchas obras que ese Plan trae en sus carpetas. Tanto el Asocio como el Fomilenio serían, en realidad, las “verdaderas fábricas de empleo” que tanto necesita el país, si en verdad queremos salir adelante en las actuales condiciones precarias en que se encuentra nuestra economía, si la comparamos con las economías de países hermanos del Istmo, como el caso de Costa Rica y Nicaragua, para no caminar muy lejos. Precisamente, aunque Nicaragua seguirá gobernada por un líder ultraizquierdista, como Daniel Ortega, es indudable que este político ha aprendido una lección muy útil, que aquí no quieren considerar: la armonía con la empresa privada, además de dictar leyes que garantizan la inversión propia y extranjera, como el caso de una transnacional ganadera que invertirá nada menos que cien millones de dólares, en mejorar y aumentar el hato de engorde para la exportación.
Asimismo, para completar este cuadro optimista, le tomamos la palabra al presidente Mauricio Funes, de que impulsará un plan de austeridad, tan urgente para evitar el descarado despilfarro que se ha efectuado en todo el gobierno del Estado. Le concedemos al mandatario salvadoreño el beneficio de la duda y confiamos que los entes subalternos, instituciones autónomas, etc. cumplan con buena voluntad, patriotismo y transparencia esta valiente decisión, para detener el desagüe del erario nacional, especialmente, en una etapa electoral, donde la historia señala que son ocasiones propicias para que los partidos “oficialistas” se nutran del dinero estatal para realizar costosas campañas de propaganda, a costa del sudor y sacrificio de los contribuyentes…
Pero, a nuestro juicio, aún resta por realizar una última gestión positiva: el sano y amigable entendimiento con el sector empresarial privado del país. Es contraproducente seguir alimentando hogueras de odio y ataques viscerales contra quienes, por muchísimos años, han sido tradicional y certeramente, los impulsores y sostenedores de nuestra economía nacional, aun en momentos aciagos para la República, como la guerra fratricida de 12 años que sufrimos en el país. Para quienes tuvimos la satisfacción de laborar para la empresa privada salvadoreña, recordamos que en ciertos momentos de nuestra actividad, compartimos con los empresarios sus inquietudes, anhelos y proyectos. Incluso, pasamos noches de desvelos alrededor de una mesa de trabajo, dándoles a conocer nuestras ideas que, aunque les parezca extraño a quienes los atacan injustamente, ellos consideraron siempre con respeto e interés, hasta llevarlas al plan de sus programas de inversión y ejecutarlas en el corto tiempo.
La desfasada idea marxista del rico orgulloso y explotador, con barbas en puntillas, mirada torva y nariz curvada, recogedor insaciable de capitales, que no daba ni ofrecía nada al “proletariado”, la cual yo mantuve en mi inexperta primera juventud universitaria, se fue esfumando rápido al convivir la realidad dinámica de las empresas donde trabajé, desde mis varias aptitudes profesionales. Mi matrimonio con una humilde comerciante en pequeño, el cual se ha mantenido incólume por cuatro decenios, reforzó mi convicción de que sólo el esfuerzo empresarial privado abre el camino del desarrollo y el bienestar de un país. El espíritu batallador de los empresarios quedó bellamente reflejado en un folletín intitulado “Un mensaje a García”, el cual conservo, como un pequeño tesoro, en mi biblioteca particular y que siempre recomiendo leerlo. No en balde la Biblia también recogió este proverbio: “Sólo el ojo del amo engorda al buey”…

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