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MODERACION
viernes, 16 de diciembre de 2011
Y la reforma se hizo (El Mundo)
Con algunas modificaciones a la propuesta original, fue aprobada por la mayoría de diputados la reforma al Impuesto Sobre la Renta. No se trata de una victoria del Ejecutivo sobre su principal adversario político. Mucho menos contra la empresa privada. Se trata de una necesidad fiscal. De un debate ineludible por duro que se presente.
No hay desarrollo si no hay dinero para invertir. Y no hay justicia si el dinero que se genera entre todos no se distribuye de una mejor manera.
La reforma fiscal debe verse así y como una pieza clave para el desarrollo de una política económica que más tarde debe convertirse en política de Estado. Algo que no dé marcha atrás.
El debate era impostergable por varias razones que tienen que ver con la responsabilidad de cumplir con una agenda cargada de demandas sociales y el pago de la deuda externa que creció bajo la necesidad o la irresponsabilidad de anteriores. Eso por ahora es lo de menos, de todas formas ya está hecho.
Tarde o temprano el tema de una reforma tributaria iba a pasar por la esquina de quienes la objetan y se sienten afectados, estuviera de turno el gobierno que estuviera. Más bien lo irresponsable sería no hablar del tema, no abordarlo con responsabilidad.
La única duda que me queda es, si se cerró antes de aprobar la reforma tributaria todas las ventas de la evasión y elusión. Para nadie es un secreto y ya circulan nombres, de grandes empresas que increíblemente reportan pérdidas para tener una devolución del fisco.
Y otra de mis dudas es, ¿será lo suficientemente fuerte el estado para que esta reforma no la terminemos pagando todos los salvadoreños y salvadoreñas? Ojala que la Defensoría del Consumidor sepa enfrentar la especulación que esto pueda generar.
Siempre hay malos empresarios que no se conforman con ganar poco y que no les importa cargar al consumidor cualquier aumento. Ojalá que no suceda.
Por lo demás, esperamos que el gobierno sepa invertir lo que recoja de esta reforma. Las necesidades son muchas: medicinas, escuelas, clínicas, caminos rurales, etc. Lo recaudado debe ir para las personas que más lo necesitan.
Por otra parte, esta reforma se convierte en una herramienta para hacer una mejor distribución de la riqueza, bajo la filosofía de que pague más el que más gana.
Si la reforma tributaria es bien aplicada podría incluso dinamizar la economía del país. Una buena cantidad de salvadoreños y salvadoreñas tendrán más dinero en su bolsillo para gastarlo. Aquellos que dejarán de pagar la renta, porque se sube el techo de los que no declararán, inyectarán a la economía ese dinero que antes no tenían.
Por otro lado, aunque los empresarios nunca estuvieron de acuerdo en apoyar la reforma, deben sentirse orgullosos de ser solidarios con aquellos que ganan menos y que son la mayoría, es cuestión de Justicia Tributaria, y ojalá esto no salga al revés.
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