Visitas

PUBLICACIONES

MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

Siguenos

martes, 27 de septiembre de 2011

La integración centroamericana debe pasar a un nivel superior (LPG)

Ante los embates de la crisis y frente al desafío de la inseguridad que tampoco respeta fronteras, la integración de esfuerzos regionales es en verdad un requisito de sostenibilidad para impulsar con éxito los mecanismos del desarrollo.

No hace mucho, y en el marco de la Cumbre SICA-CARICOM –es decir, Centroamérica y el Caribe–, el presidente salvadoreño hizo una vehemente referencia a la necesidad de intensificar la integración subregional de ambos bloques, con el fin de enfrentar de una manera más sólida y sostenible la situación crítica actual, que se agudiza con la posibilidad de un nuevo momento recesivo internacional, que empeoraría nuestras condiciones ya de por sí tan dramáticas. El punto es verdaderamente crucial, porque ya nos encontramos muy golpeados –cada país con sus propias intensidades y variantes– por lo que se ha venido dando desde 2008, y la prolongación de la crisis pinta un panorama de alto riesgo que nadie puede darse el lujo de tratar superficialmente.

Ante los embates de la crisis y frente al desafío de la inseguridad que tampoco respeta fronteras, la integración de esfuerzos regionales es en verdad un requisito de sostenibilidad para impulsar con éxito los mecanismos del desarrollo. Las condiciones de los países centroamericanos y caribeños tienen particularidades que son muy nacionales, y esto hay que reconocerlo y respetarlo; pero en todo caso esas diferencias deberían ser otro estímulo para articular la cooperación, y no repetir lo que ha sido constante a lo largo de nuestra desafortunada historia: que la diversidad se ha convertido en argumento de desunión en vez de ser palanca de unión.

El que ahora se esté enfocando un panorama integrador que comprende al Caribe es en sí un salto de calidad estratégica que se necesitaba desde hace mucho tiempo. Tenemos que poner la integración en clave de actualidad; es decir, en plataforma de competitividad global. Centroamérica tiene ventajas comparativas extraordinarias, que por la falta de inteligencia integradora no se han podido potenciar en la medida de lo deseable y de lo posible; y si a Centroamérica se une el Caribe, las posibilidades de constituir un bloque de oportunidades se multiplican y se magnifican. Esa es la visión que trae consigo el llavero del futuro. En las actuales condiciones, integrarse es un imperativo de supervivencia exitosa conforme a los esquemas que se están configurando universalmente. Si queremos ser competitivos de veras en un espacio de relaciones crecientemente globalizado hay que sumar ventajas para restar limitaciones.
Dentro de esa lógica, el llamado presidencial debe ir acompañado de inmediato por una estrategia de acciones coordinadas, que muestre que todos nuestros países comparten, en concreto, la convicción de que participan de un solo destino. En esta era de bloques, por afinidad real y no por ideología artificiosa, tal convicción debe convertirse en proyecto funcional. Nuestro proceso integracionista centroamericano viene tratando de configurarse desde comienzos de la década de los cincuenta en el pasado siglo. Ha habido distintos momentos, pero nunca se ha concretado de veras. Antes parecía ser una apuesta opcional, más idealista que imperativa. Hoy, en el escenario de la globalización, ya no es cuestión de voluntades sino de necesidades.
Nos integramos o no salimos adelante como debe ser. Así de simple. Esa misma lógica, en otra perspectiva, se puede usar para la integración con el Caribe, que, aunque no tiene raíces históricas como las nuestras, está en el mismo escenario actual de desafíos y de oportunidades. Hay que pasar, pues, de los buenos enfoques y de las intenciones constructivas al campo de la acción. La historia no espera, y menos con la aceleración presente.

 

0 comentarios: