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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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jueves, 14 de julio de 2011

Para que las cosas salgan bien hay que actuar con sensatez y en orden (La Prensa Gráfica)

Volvemos a aquello en lo que siempre hemos insistido: no sólo hay que tomar en cuenta los contenidos de las iniciativas o de las decisiones, sino también la oportunidad de las mismas.

Estamos viviendo en estos momentos una especie de turbulencia en cadena, que hace proliferar las iniciativas repentistas, más en forma de reacciones aceleradas que de propuestas bien pensadas y bien medidas. Esto se da como efecto de lo que podríamos llamar el “síndrome del péndulo”, que siempre va de un extremo a otro. Como se han dejado estar las necesarias reformas al sistema político y electoral, ahora, ante los sacudones producidos por la batería de sentencias de la Sala de lo Constitucional, la reacción conduce a querer hacer muchas cosas a la vez y en tiempo récord. Ni una cosa ni la otra.

Todo proceso de reforma, sobre todo cuando toca aspectos vitales o muy significativos de una situación nacional, debe irse estructurando de manera ordenada, de tal modo que las transformaciones y renovaciones no sean producto de personalismos, ansiedades o impulsos del momento, sino resultado de la responsabilidad activa de todos aquellos que tengan que tomar las iniciativas y las decisiones.
En las semanas recientes hemos venido viendo de todo, en medio de los erizamientos reiterados en las cúpulas de los órganos fundamentales del Gobierno. Ahora, de resultas de los forcejeos, arrepentimientos y apañamientos que se han dado después de la aprobación del Decreto 743, que continúa vigente, se ha pasado al lanzamiento de propuestas mucho más estructurales, aunque todo hace sentir y colegir que ahí hay más adrenalina que pensamiento.
El FMLN está hablando de reformar la Constitución, con lo cual se despiertan otras ansiedades, dadas las experiencias vividas en regímenes “revolucionarios” de Sudamérica, y también de un nuevo Código Electoral; y ARENA propone una Ley de Partidos Políticos. Una ley para ese fin viene haciendo falta desde hace tiempos, pero debe ser resultado de un estudio reposado y consensuado, por su misma naturaleza. Ya el Presidente del Tribunal Supremo Electoral manifestó de inmediato que cualquier reforma de fondo es inoportuna en vísperas de elecciones. Volvemos a aquello en lo que siempre hemos insistido: no sólo hay que tomar en cuenta los contenidos de las iniciativas o de las decisiones, sino la oportunidad de las mismas. Y en el vicio de no ponerle la debida atención a lo uno ni a lo otro todos han fallado, desde la Sala de lo Constitucional hasta los liderazgos partidarios.
Cuando faltan menos de 8 meses para las próximas elecciones, que serán la primera medición de voluntad electoral luego de la alternancia en el ejercicio del poder político, parece temerario estar proponiendo cambios sustanciales en el esquema de la competitividad. Es recaer en la antigua y viciosa práctica de actuar por arrebato, no por reflexión. Entre una derecha desorientada y una izquierda desorbitada, lo que se generan son más motivos para la incertidumbre, que es lo menos propicio para promover esa confianza que tanto necesitamos para la paz institucional y la recuperación de la dinámica de crecimiento.
Hay que hacer todos los esfuerzos necesarios a fin de ir clarificando la atmósfera nacional, cada vez más cargada de tensiones y de pesimismo. Lo negativo atrae lo negativo. Estamos ahora mismo en ese círculo vicioso, cuando hay tantas condiciones para lo contrario. Todo es cuestión de proponerse mover al país en común por la ruta positiva y constructiva.

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