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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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viernes, 18 de mayo de 2012

Lo más importante es institucionalizar las nuevas señales en seguridad (LPG)

Es indispensable activar en el país los mecanismos de creatividad estructural para enfocar y enfrentar nuestros problemas más desafiantes.

Desde que se produjo el acuerdo de tregua entre las dos principales pandillas que operan en el país, la cifra de homicidios diarios ha venido a la baja de una forma sustancial, al punto que, según datos oficiales, en la primera quincena de mayo el promedio ha sido de 5 al día, aunque los números puedan fluctuar diariamente. Esto es, en sí, un hecho de gran valor, porque se trata de vidas humanas que no se han sumado a la lista de las víctimas mortales. Según estimaciones del Ministro de Justicia y Seguridad Pública, si las cosas continúan dándose como hasta la fecha, es esperable que al final del año la cifra pueda reducirse a 3 homicidios por día. Ante estas realidades y estos datos, lo principal sería hacer todo lo que dentro de la legalidad y las buenas prácticas esté al alcance para que se consolide la línea de acción que hasta hace muy poco parecía inimaginable.

Es natural que un acontecer como éste ante el que hoy nos encontramos en el ámbito de la seguridad ciudadana y de la lucha contra la criminalidad produzca reservas, dudas, desconfianzas y hasta rechazos, porque evidentemente se trata de una situación inesperada sin precedentes; pero los días van pasando, y el hecho de que hasta ahora el acuerdo se haya sostenido y los resultados de disminución de muertes violentas estén a la vista pone una especie de desafío de tomar, al menos de entrada, las cosas en serio, para ver cómo se hace para darle más forma y sobre todo más sostenibilidad a lo que en el momento actual ocurre.
El tema que más resistencias desata es el que se refiere a si ha habido algún entendimiento no dado a conocer entre las pandillas y las autoridades. Éstas lo han negado de manera categórica y habría que tomarles la palabra. Lo cierto es que hasta la fecha lo que se conoce es la mediación de la Iglesia Católica y la participación de un gestor oficioso. Y, en todo caso, lo que debería concentrar la atención es la posibilidad de avanzar por esta ruta, no sólo en función inmediata de disminuir el número de muertes, sino de ir desactivando las estructuras antisociales, promoviendo oportunidades de que sus integrantes puedan pasar a nuevas formas de vida dentro de la legalidad. Esto es difícil y hay que tratarlo con cuidado y responsabilidad, pero no marcarlo de antemano con el sello de lo imposible o de lo fraudulento.
Es cierto que hay que combatir las acciones delincuenciales con la ley en la mano, y esa es una responsabilidad que en ninguna circunstancia se podría evadir o mediatizar; sin embargo, también hay que reconocer que la realidad de las pandillas tiene raíces más profundas que las de un mero acontecer delincuencial. Hay condiciones sociales, familiares y estructurales que les han dado espacio y les han permitido crecer hasta lo que ahora son: un flagelo muy revelador de grandes imperfecciones y trastornos en nuestro esquema de vida colectiva. Y si es así, sería un grave error adicional tratar el problema con criterios estrictamente punitivos.
Es indispensable activar en el país los mecanismos de creatividad estructural para enfocar y enfrentar nuestros problemas más desafiantes. Sin caer en el optimismo ingenuo, hay que animarse responsablemente a buscar tratamientos y soluciones que trasciendan las rutinas que ya demostraron su inoperancia o su insuficiencia. No estamos ante una mera tarea de seguridad pública: estamos ante un reto de viabilidad social. Y al ser así, lo que todos debemos buscar es llegar a los fondos de la problemática, para construir las adecuadas salidas de la misma.

 

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