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MODERACION
lunes, 28 de mayo de 2012
Café salvadoreño conquista Alemania (El Mundo)
Un tercio de la producción cafetalera nacional se exporta a Alemania, país que ha sabido valorar la calidad del grano.
En un mercado exigente como el alemán, el café salvadoreño ha logrado
construir una excelente reputación por su calidad, así como por la
experiencia del país en el cultivo del grano, que incluso le ha
permitido desarrollar su propia variedad, el Pacamara.
Las cifras lo demuestran: en los últimos años, Alemania se ha
convertido en el segundo destino para las exportaciones cafeteras,
después de EE.UU., y es el mercado más importante en Europa. Según el
Consejo Salvadoreño del Café (CSC), hasta abril de este año, el 23.4% de
las exportaciones del ejercicio 2011/12 tuvo como destino Alemania.
Estas ventas generaron ingresos por más de $33 millones, mientras en
todo 2011 superaron los $122 millones, la cifra más alta de la última
década.
Grandes cadenas alemanas, como Tchibo, fundada en 1949, ofrecen café
salvadoreño y derivados, como la miel de flor de café proveniente de El
Salvador, producto que ha tenido una alta aceptación y se agota
rápidamente en las tiendas de la cadena, afirma Anita Escher, embajadora
de El Salvador en Alemania. También la compañía de “coffee pods”
Melangerie, incluye al café nacional en su oferta. Sin embargo, no solo
las grandes marcas han vuelto sus ojos al grano de oro salvadoreño,
también las pequeñas tostadurías se han interesado en El Salvador.
La calidad y la capacidad para demostrar el origen del café son dos
aspectos importantes para el consumidor de este país europeo, afirma la
Berlin School of Coffee (BSOC, Escuela de Café de Berlín, en español).
Esta organización privada recientemente visitó fincas salvadoreñas, en
el marco de su programa de capacitación Coffee Master Gold (ver nota
aparte).
Joachim Kühne, encargado de capacitaciones e investigación de la
BSOC, explica que los alemanes poseen un consumo per cápita que alcanza
los 149 litros de café al año, unos 6.4 kilogramos que equivale a tres
veces al de El Salvador. Ese alto consumo, añade, les ha permitido
“desarrollar conciencia sobre la calidad” del café, un requisito que el
producto salvadoreño ha logrado cumplir.
De hecho, la BSOC destaca que muchas fincas del país no tramitan
certificaciones porque simplemente no las necesitan, indica Stefan
Rirchter, miembro de esta organización. “Las fincas y cooperativas
tratan de obtener certificaciones para vender más, pero en El Salvador
hay cafés que, sin necesidad de certificaciones, se vende a buen precio
porque es de gran calidad. No las necesitan”, dice.
Kühne indicó que, incluso, están buscando que más tostadurías
pequeñas compren café de calidad salvadoreño, pues éstas aprecian más el
desarrollo científico detrás de cada variedad. Por el momento, buena
parte de las importaciones alemanas de café salvadoreño van para las
grandes tostadurías, como Tchibo.
La historia detrás
Otra particularidad del consumidor alemán es su interés por conocer
la historia detrás del café que bebe. Quieren saber todo: cómo se llama
la finca, dónde está ubicada , a qué altitud, qué variedad es, a cuántas
personas emplea la finca, qué certificación posee, entre otros.
“La transparencia en la procedencia del grano es importante. En
Alemania se preguntan mucho por la historia de un café (…) y El Salvador
puede constatar esa procedencia”, afirma Kühne.
Sin embargo, El Salvador no aprovecha al máximo la reputación que se
ha ganado el café. La calidad del grano genera mucho interés entre los
importadores alemanes, pero la baja producción no permite satisfacer por
completo la demanda.
La Deutsche Röstergilde, cliente de la BSOC que aglutina a 75
tostadores alemanes, también se ha encontrado con ese problema. Este
gremio de tostadores tiene requisitos más elevados que los exigidos por
las leyes comerciales alemanas.
Por ejemplo, la ley pide un mínimo del 30% para que un producto sea
identificado como salvadoreño; en cambio, esta organización exige el
100%, incluyendo el empaque.
“El Salvador ha logrado cumplir con ese estándar, pero el problema es
que la oferta no es suficiente”, reconoce Anita Escher, embajadora de
El Salvador en Alemania.
Rirchter añade que todos los miembros de la Deutsche Röstergilde
quieren café especial salvadoreño, pero ante la baja disponibilidad, la
BSOC recomienda que se generen contactos directos con las cooperativas,
para garantizar que se cubra la demanda; al menos mientras el país no
soluciona el problema de la baja productividad cafetalera.
Según cifras preliminares, la cosecha 2011/2012 llegó a 1.55 millones
de quintales oro uva hasta marzo. Se estima que el resultado final de
la cosecha rondaría entre 1.60 y 1.65 millones de quintales oro-uva.
Un impuesto para barcos de guerra
• En Alemania, el café aún paga un impuesto creado durante la primera
Guerra Mundial, que fue instaurado por Guillermo II para financiar la
construcción de barcos de guerra.
Por cada kilo de café tostado comprado, el consumidor final paga 2.19
euros, y a éstos se suma el 7% del IVA para alimentos. Pero, si usted
compra el café ya preparado, el IVA se eleva a 19%.
3 Son tres las certificaciones más apreciadas por los alemanes: café orgánico, Rainforest Alliance y Fair Trade.
550 Entre 2009 y 2010, Alemania compró 550 toneladas de café salvadoreño. Un tercio de la producción nacional.
Alemanes se capacitan en fincas salvadoreñas
A principios de este año, la Berlin School of Coffee desarrolló en El
Salvador su programa de entrenamiento Coffee Master Gold, en el que
seis personas relacionadas al mundo de la caficultura visitaron fincas
del país para conocer de primera mano cómo se cultiva el grano.
Joachim Kühne, quien también estuvo en el país, explicó que durante
este entrenamiento, los participantes siguen paso a paso todo el
proceso, desde el cultivo hasta, incluso, el tostado del café.
Tres de los participantes del programa trabajan para tostadurías, en
el área de distribución; también se incluyó a un tostador, un barista y
al dueño de una coffee shop.
Kühne destacó que este taller genera un efecto multiplicador, pues la
BSOC y los participantes del programa constatan la calidad del café
producido en El Salvador y animan a sus empresas a comprar el grano.
En noviembre, la escuela volverá a visitar el país para otra edición
de este taller y esperan, poco a poco, crear lazos más estrechos con las
cooperativas salvadoreñas y los empresarios alemanes.
El taller se desarrolló con el apoyo del Consejo Salvadoreño del Café
(CSC) y la Escuela de Café de El Salvador; quienes entraron en contacto
con la BSOC el año pasado, durante una catación de café salvadoreño
realizada por el Consulado salvadoreño en Hamburgo y la Embajada de El
Salvador en Alemania.
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