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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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viernes, 27 de abril de 2012

Los nuevos funcionarios llegan con un desafío adicional (LPG)

Lo que sí debería ser claro para todos es que en esta ocasión, tanto por la atropellada forma de hacer las cosas como por la situación nacional en que nos estamos moviendo, el desafío de demostrar que vamos hacia la normalidad y no hacia el descontrol se multiplica.

La legislatura que está por concluir su período el próximo lunes 30 de abril dispuso hacer una serie de nombramientos muy cuestionados porque se ha aprovechado la correlación de fuerzas existente en el cuerpo legislativo actual, en vez de esperar a que entre en funciones la nueva legislatura, en la que hay una correlación de fuerzas distinta, derivada de los resultados electorales del 11 de marzo. El tema de la legitimidad de lo decidido se mantendrá como un cuestionamiento de origen; el punto de la constitucionalidad de los nombramientos se verá en los días que vienen qué rumbo toma. Pero el hecho es que ya hay funcionarios elegidos, y ahora habrá que enfocar también su desempeño, a partir del momento en que tomen posesión.
En el caso de la Fiscalía General de la República, la elección se anticipó cinco meses a la conclusión del término del Fiscal actual, y habrá que esperar a septiembre para empezar a darle seguimiento a la gestión que inicia. El nuevo Fiscal, que evidentemente tiene amplia experiencia en este tipo de funciones, ha anunciado de antemano líneas básicas de trabajo, como el fortalecimiento de la investigación del delito y la reducción de la impunidad. Y ha asegurado que su compromiso es con el país, en una forma de aseverar implícitamente que no es con líneas partidarias o con intereses específicos. Hay que tomar la palabra, y estar atentos a que la palabra se cumpla.

El tema de la Corte Suprema, y específicamente de la Sala de lo Constitucional, es más espinoso. En diversas oportunidades nos hemos pronunciado en pro de generar armonía interna dentro del cuerpo colegiado superior de la justicia en el país. El nuevo Presidente de la Corte, que llega en medio de tantos señalamientos, se ha comprometido a generar armonía y unidad internas, dentro de un marco de interacción institucional que asegure la gobernabilidad del país. En realidad, la administración de justicia debe ser a la vez independiente y responsable, promotora de evolución y al mismo tiempo propiciadora de estabilidad. Y en razón de ello tendrá que dársele seguimiento muy puntual al desempeño de la nueva composición de la Corte, según la elección que acaba de darse.
La única elección que constituía una deuda ya en mora de la actual legislatura era la del titular del Tribunal de Ética Gubernamental. Entró en el “paquete”, y hoy dicho Tribunal ya tiene Presidente. El nuevo titular se ha decantado de inicio por resolver los problemas administrativos, para pasar luego a la cuestión jurisdiccional. Desde luego, un verdadero ejercicio en esta área, que apenas está desarrollándose, implica ponerse de cara al poder público, en todas sus expresiones, para vigilar sin reservas sus actuaciones, a fin de aplicar los correctivos debidos cuando se dé el caso. Tarea vital para el buen desenvolvimiento de nuestro proceso democrático.
Cuestión aparte, a la que tendremos que darle más análisis y comentario, es la misma Asamblea Legislativa, pues aunque la legislatura actual se adelantó a definir, con su correlación de fuerzas, la designación de cargos internos en la legislatura que entra, lo cual de entrada es un contrasentido, habrá que ver cómo se van dando las cosas ya en el ejercicio que comienza el 1.º de mayo.
Lo que sí debería ser claro para todos es que en esta ocasión, tanto por la atropellada forma de hacer las cosas como por la situación nacional en que nos estamos moviendo, el desafío de demostrar que vamos hacia la normalidad y no hacia el descontrol se multiplica. La institucionalidad tiene más obligación que nunca de ser responsable y eficiente.

 

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