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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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lunes, 30 de abril de 2012

La gestión institucional debe ser más responsable y reflexiva (LPG)

La pregunta no se hace esperar: ¿Cómo es que los más de 60 diputados que tomaron la decisión inicial ni siquiera sospecharan que la reacción ciudadana sería la que fue?

En estos días más recientes hemos visto en el ámbito político un despliegue ya casi inverosímil de conductas y decisiones institucionales, en el marco de la transición entre la legislatura que sale y la legislatura que entra en funciones precisamente mañana primero de mayo. Es como si se hubiera desatado un torbellino de urgencias, que no tienen otra explicación que el hecho de querer resolver conforme a una correlación de fuerzas que se ha construido sobre la base de muchos artificios y no querer asumir que viene otra correlación, en la que no será posible llegar a mayorías calificadas sin que los dos partidos más representados en la Asamblea –ARENA y el FMLN– se entiendan.
La ansiedad desatada en estos últimos días tiene expresiones francamente surrealistas, como la que se ha dado en el tema del aumento del estipendio mensual a los presidentes de 20 comisiones legislativas. La Asamblea aprobó el aumento en forma precipitada, y sólo unas horas después, en vista del revuelo causado por tal decisión en distintos espacios de la opinión pública, se anuncia la decisión de revertir lo decidido.

La pregunta no se hace esperar: ¿Cómo es que los más de 60 diputados que tomaron la decisión inicial ni siquiera sospecharan que la reacción ciudadana sería la que fue? Y aquí surge otra pregunta: ¿Cuán distantes siguen los liderazgos políticos y gubernamentales del sentir de la gente, que se expresa cada vez con más elocuencia y claridad? Es como si se viviera en dos mundos distintos: el de la llamada “clase política” y el de la realidad ciudadana. Y eso que acaba de pasar una larguísima campaña electoral en la que, presuntamente, hubo más conexión entre los que se ofrecían para asumir cargos de representación y los ciudadanos que tendrían que decidir al respecto.
De resultas de las elecciones de marzo, la ciudadanía repuso en la Asamblea los equilibrios derivados de los comicios de 2009, antes de que se dieran las rupturas. Este es un mensaje, que no puede ser desconocido sin consecuencias. Y lo que la Asamblea saliente viene haciendo en estos días puede ser cuestionado respecto de su constitucionalidad, pero lo que es incuestionable es que se trata de un conjunto de decisiones que vulneran la voluntad expresa del electorado respecto de la correlación de fuerzas que quiere que funcione en la legislatura que entra. Al respecto, otro hecho que está dentro de los márgenes de lo incomprensible, según la lógica democrática normal, es el protocolo de entendimiento para configurar el gobierno de la Asamblea en la legislatura entrante: dicho protocolo lo hace la legislatura que se va para que rija a la legislatura que viene.
Por las evidencias que van dejando las conductas y sus hechos, puede colegirse que hay en este momento una resistencia férrea a abandonar el tradicional recurso de las componendas bajo la mesa, en las que tan fácilmente se cuela la corrupción, cuando las condiciones de nuestra evolución democrática demandan que se entre cuanto antes en una dinámica de entendimientos nacionales. Si hay tanto rechazo a lograr acercamientos entre los más fuertes y opuestos, ¿cómo se puede esperar que se inicie y prospere el ejercicio constructor de acuerdos nacionales de fondo? Por todo lo anterior, consideramos que en el ambiente se está necesitando con verdadera urgencia un replanteamiento de las actitudes y de las conductas políticas, en todos los niveles, sobre la base de más reflexión y de más responsabilidad. No podemos continuar en esta situación que, en tantos sentidos, equivale al mundo al revés.

 

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