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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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martes, 24 de abril de 2012

Buscar entendimientos, para no golpear más a la población (LPG)

No dejaremos de insistir en las virtudes del entendimiento, con las variables y matices que la realidad le adjudique a cada caso concreto. Si los métodos no son los adecuados, las soluciones no llegan y la realidad se complica cada vez más.

En su presentación semanal ante los medios, el Arzobispo de San Salvador instó, el pasado domingo, a buscar los caminos del diálogo para resolver conflictos que están planteados en las áreas de Salud, Educación y Transporte, a fin de que los efectos de los mismos no sigan recayendo sobre la víctima de siempre: el ciudadano necesitado de la prestación diaria y continuada de tales servicios, que son realmente básicos. La situación de estos últimos es ya suficientemente complicada y cargada de limitaciones estructurales como para venir a agregar más dificultades de coyuntura, que atentan de manera directa contra los más necesitados.
Los gremios que están en pie de demanda representan las necesidades de sus asociados, que desde luego también son atendibles. El punto es que, en cada área específica –educación, salud, transporte, que son ahora mismo las más conflictuadas–, habría tenido que hacerse un esfuerzo de comprensión mutua entre las autoridades y aquellos que prestan los servicios, para no llegar a situaciones de ruptura, que son desde luego de más compleja solución.
Cada caso tiene sus características propias, y, a partir de ese hecho, las modalidades del diálogo conciliador y normalizador deben ser las que corresponden.
Hay, desde luego, otros factores en juego. En el ámbito de las gremiales magisteriales, por ejemplo, ya se está visibilizando que hay una pugna ideológica entre ellas, de resultas de las evidentes discrepancias que se manifiestan dentro del campo de la izquierda nacional. La vieja palabra “traición” empieza a sonar. Esto contamina más la atmósfera, porque radicaliza posiciones y exacerba ánimos. Lo ideal sería poder deslindar lo político de lo administrativo, pero eso es una aspiración de muy arduo cumplimiento en un ambiente que va en camino de una competencia presidencial que de seguro pondrá todos los ánimos al rojo vivo.
En el campo de la Salud, las carencias e insuficiencias en los centros hospitalarios han servido de estímulo a las disputas de poder y a los respectivos atrincheramientos institucionales. Las más altas autoridades, sin embargo, deben dar el ejemplo de la apertura responsable, sin ceder ante las presiones de hecho, pero a la vez abriéndose a entrar en fase de aceptación de responsabilidades mutuas. En este caso, como en todos los que van presentándose en la vida cotidiana, las trincheras son obstáculos que impiden el avance y las mesas son escenarios de viabilidad. Esta caracterización de factores negativos y positivos ya no debería ser discutible en el país.
En cuanto al transporte público, la problemática es mucho más enredada. Hay una distorsión empresarial de base, impulsada y sostenida por el poder político e institucional desde hace mucho tiempo. Y, para el Gobierno –éste y los anteriores–, está además la trampa de las tarifas. Lo que ya no se puede es continuar en este perpetuo estira y encoge, sin soluciones de fondo y permanentes. Para eso se requiere otro tipo de mesa: una que permita reestructurar el sistema, teniendo en cuenta los legítimos intereses de todos, y que haga posible articular voluntades en forma estructural, para que la remodelación sea real y sostenible.
No dejaremos de insistir en las virtudes del entendimiento, con las variables y matices que la realidad le adjudique a cada caso concreto. Si los métodos no son los adecuados, las soluciones no llegan y la realidad se complica cada vez más. Tengámoslo presente.

 

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