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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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lunes, 9 de enero de 2012

Para un combate eficaz del crimen hay que tener información fidedigna (LPG)

Hay que saber a ciencia cierta quiénes delinquen, dónde delinquen, cuándo delinquen, cuál es su procedencia, a qué responden. 

El fenómeno delincuencial en el país se ha venido complicando en forma progresiva a lo largo de esta posguerra que lleva ya 20 años. Hay dos componentes de la realidad criminal que inciden con fuerza determinante en dicho agravamiento: el accionar creciente del crimen organizado y la presencia cada vez más expansiva de los grupos mareros. Tanto el crimen organizado como las maras van ganando terreno en el ámbito regional; y, por ende, la lucha contra ambos debe trascender fronteras en todo sentido. De esto se habla constantemente en las esferas institucionales, académicas y de opinión, pero no hay aún una estrategia que tenga el suficiente poder de incidencia para hacer sentir que el combate va en vías de ser exitoso de veras.
El año 2011 cerró en nuestro país con la escalofriante cifra de 4,354 homicidios. El número basta para hacer saltar de nuevo todas las alarmas. Es un reto fustigador para la institucionalidad encargada de combatir la actividad delictiva en sus variadas manifestaciones, y también lo es para la sociedad en su conjunto. Cuando la casa arde, nadie puede hacerse el desentendido. Y las acciones necesarias son de distinta índole y van en diferentes niveles y gradaciones. Lo primero es contar con una información veraz, oportuna y orientadora de lo que está ocurriendo en el terreno de los hechos, para que la respuesta institucional y social sea la adecuada y conducente.

El tema de la estadística criminal viene siendo talón de Aquiles para la efectividad institucional. Ahora mismo estamos viendo, en cuanto al punto clave de la participación de las pandillas en el grueso de homicidios que se dan en el país, grandes contrastes en la información que surge de entes como el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, la Policía Nacional Civil y el Instituto de Medicina Legal. Unos dicen que la participación pandilleril es del 90%, otros que es del 30% y otros que es del 10%. La impresión que queda es que hay más especulación ocasional que información científica. Y si esto no se supera por medio de la modernización real del sistema de producción estadística, siempre estaremos dando palos de ciego. Cuando a fines de la década de los 90 el Consejo Nacional de Seguridad Pública, que entonces era un ente propositivo de políticas y no gestor de esfuerzos preventivos de la delincuencia, completara y presentara una propuesta para crear un organismo con identidad propia encargado de la estadística criminal, ya era evidente que la falla informativa estaba ahí, obstaculizando todo el proceso. No se hizo nada al respecto entonces, y hoy las cosas están mucho más deterioradas. Hay que saber a ciencia cierta quiénes delinquen, dónde delinquen, cuándo delinquen, cuál es su procedencia, a qué responden. Es decir, estadística e investigación tienen que ir siempre de la mano.
El principal obstáculo para contar con una estadística suficiente, integrada y confiable ha sido, de seguro, el querer seguir usando los datos estadísticos de manera oportunista. Eso hay que superarlo de una vez por todas. Dentro de la nueva visión de lo que debe ser la Seguridad Pública que ha expuesto el titular actual del ministerio correspondiente, deben aparecer dos dinámicas renovadoras del sistema: investigación y estadística. En lo que se refiere a investigación hay que dar el salto de calidad en interacción con la Fiscalía General, y en cuanto a estadística habría que reanalizar la posibilidad de crear un ente autónomo, que no sólo dé cifras sino que publique anualmente todo lo averiguado en forma técnica y segura en lo que se refiere al accionar del crimen.

 

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