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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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viernes, 28 de octubre de 2011

La mejor manera de buscar ayuda es haciéndolo como país (LPG)

Esta gestión de ayuda internacional por nuestra emergencia más reciente debe, pues, estar abanderada por todos los sectores y por todas las fuerzas nacionales, en un esfuerzo de nación que no debería tener colores ni buscar ganancias de ocasión.

Dada la magnitud de los daños dejados por la depresión tropical que se abatió sobre el área centroamericana, es indispensable acudir a la ayuda internacional, y no sólo para responder a necesidades muy inmediatas de la población y de la infraestructura, sino sobre todo para hacerles frente a las tareas de reconstrucción, rehabilitación y prevención de más largo alcance, que son las que mayor inversión de recursos requerirán. Se ha convocado a un Grupo Consultivo de amplio espectro en diciembre, para buscar recursos y también para sensibilizar a los más desarrollados sobre su responsabilidad ambiental. Este es un esfuerzo subregional, como quedó patentizado en la reciente reunión del SICA al más alto nivel.

Pero hay un punto crucial que abonaría sin duda, en forma altamente determinante, al éxito de una gestión tan necesaria como la que comentamos; y ese punto es que frente a la comunidad internacional nos presentemos como país y no simplemente como Gobierno. Y esto deriva de dos razones que en sí mismas son incuestionables: el hecho de que se va a solicitar ayuda por un desastre que afectó a la población sin ningún color ni pertenencia; y la fuerza que tiene el que la comunidad nacional asuma, como un todo, la representatividad de sí misma. En realidad, es en esa dimensión integrada en la que puede hacerse verdaderamente elocuente un planteamiento que tenga suficiente fortaleza moral y capacidad de generar la debida confianza.
Hemos expresado, cuando ha sido oportuno hacerlo, que uno de los ámbitos donde la gestión gubernamental actual viene mostrando más consistencia es la referente a las relaciones internacionales; y hoy se presenta otra oportunidad para ponerlo en práctica. Será muy importante para el país que la ayuda del exterior se manifieste de manera sustantiva y oportuna en estos momentos críticos; y, al mismo tiempo, la situación debe generar un renovado impulso hacia la reubicación del país en el mapa diplomático y comercial del momento globalizador que va implantándose en todas las latitudes. Hay crisis, es cierto, y una crisis que nos compromete a todos para hacer la apuesta decisiva por la modernización pragmática y competitiva. La crisis, entonces, debe actuar como el mejor acicate para sacudirnos todos los resabios de la ideologización que ya es costra de los tiempos de la Guerra Fría.
Ante el mundo, tenemos que aparecer como país y no como fragmentos de país. Esta gestión de ayuda internacional por nuestra emergencia más reciente debe, pues, estar abanderada por todos los sectores y por todas las fuerzas nacionales, en un esfuerzo de nación que no debería tener colores ni buscar ganancias de ocasión. En 2001, cuando se dio la tremenda emergencia del terremoto, la Administración Ejecutiva de entonces se dio por ofendida cuando sugerimos, desde este espacio, lo mismo que ahora planteamos. Era la otra cara de la ideologización, igualmente obsoleta y desactivadora del sano progreso.
Hay que demostrar en los hechos, ante nosotros mismos y ante el mundo, que estamos empezando entender el verdadero sentido de esta democratización en la que nos hallamos inmersos, y en consecuencia, la auténtica responsabilidad de ser país y de funcionar como tal. Hacerlo así, será legítima ganancia para todos, sin subterfugios ni maniobras turbias bajo la mesa, como ha sido lo usual. Eso también es una forma superior de transparencia.

 

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