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*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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martes, 26 de julio de 2011

ENEL-INE, historia de un litigio (La Prensa Gráfica)


Escrito por: Geovani Galeas

LaGeo genera el 25% de la energía eléctrica disponible en El Salvador, pero la compañía italiana ENEL es propietaria del 36% del capital accionario de esa empresa del Estado salvadoreño. ENEL buscó hacerse con más del 52% de las acciones, lo que dejaría a LaGeo bajo su control.

La contraparte nacional se opuso a esa pretensión. ENEL interpuso entonces una demanda de arbitraje comercial, ante la Cámara de Comercio Internacional, en octubre 2008.Luego de un proceso que se prolongó durante 18 meses, en el que se examinaron las argumentaciones técnicas, financieras y legales de ambas partes, el pasado 30 de mayo el tribunal arbitral internacional emitió un laudo a favor de los italianos.Esa sentencia en nuestra contra es legalmente inapelable, ¿pero es legítimo que el Estado salvadoreño entregue a una empresa extranjera el control de un recurso estratégico del país?

La situación es muy complicada, sobre todo porque la contraparte nacional en el litigio no parece estar satisfecha con la  sustentación de la sentencia. Esto  puede ser discutible entre los expertos, y aún puede ser llevado a distintas instancias que muy bien pudieran, si fuera el caso, a dictar la nulidad del laudo en cuestión. En las últimas semanas he leído mucho sobre el caso y he conversado con varios especialistas muy bien  informados que no descartan esta última posibilidad.
Las argumentaciones de estos especialistas me parecen muy sólidas, mucho más en lo relativo al papel que ENEL ha jugado como un supuesto socio estratégico, que entre otras cosas, según el acuerdo entre accionistas, invertiría a riesgo propio y transferiría tecnología, y que no habiendo hecho ninguna de las dos cosas devino más bien en un simple socio capitalista, lo que no era el objetivo de su introducción en la sociedad.
Con todo, detrás de los argumentos técnicos, financieros y jurídicos a nuestro favor, que van quedando claros al revisar en detalle la historia del asocio con los italianos (historia que me propongo contar en próximas entregas), hay algo que huele a podrido desde el origen mismo de todo esto en el año 2001.
Me refiero a la parte de responsabilidad que recae en los funcionarios nacionales que por aquellas fechas abrieron la puerta a los inversionistas italianos en condiciones bastante irregulares, por decir lo menos.
 Ciertamente, lo que le permitió a ENEL introducir y ganar la demanda internacional, es una ambigüedad existente en el contrato entre accionistas, que ya de por sí les ofrecía enormes ventajas. Esa ambigüedad pudo ser el producto de un error, pero el desarrollo de los acontecimientos imponen una sospecha: ¿se trató en realidad de la concesión de la explotación de un recurso estratégico del país, o fue más bien una venta disfrazada de este recurso?
Este es el dilema: la sentencia del tribunal arbitral internacional, basada en su interpretación del acuerdo entre accionistas,  manda al Estado salvadoreño entregar este recurso a la empresa italiana, pero el Estado salvadoreño no puede bajo ninguna condición realizar esa entrega. Nuestra legislación no lo permite. Sería como vender el río Lempa. ¿Cómo, pues, fue que llegamos a este punto?
Para empezar, la naturaleza y los alcances del asocio en cuestión obligaban a que el tema pasara por la Asamblea Legislativa, pero esto fue obviado por nuestros funcionarios de aquel entonces, ¿por qué motivo? Esa omisión, a la que se suman otros extraños detalles en la formulación y modificación del acuerdo entre accionistas, es la base del problema, y habrá que investigar a fondo para encontrar las respuestas y una salida sensata y conveniente para ambas partes.
Por ahora, lo único seguro es que hubo un contrato lesivo para el Estado salvadoreño, y que una historia muy oscura está por develarse (continuará). 



 

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