jueves, 30 de agosto de 2012
Construyendo entendimientos (EDH)
8:05 | 
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MODERACION POR EL SALVADOR |
Por Mario Vega* Miércoles, 29 de Agosto de 2012
Cuando dos o más sujetos inician un proceso de diálogo y negociación lo hacen con el fin de resolver un conflicto usando medios razonables y pacíficos. La sola necesidad de una negociación denota que entre las partes existen intereses conflictivos, pero es importante tomar en cuenta que detrás de las posiciones opuestas se ocultan intereses compartidos y compatibles.
Se suele asumir que porque una parte sostiene posiciones divergentes a la contraparte sus intereses deben también ser opuestos. Contrario a ello, en muchas negociaciones un examen cuidadoso de los intereses fundamentales revelará la existencia de muchos más intereses compartidos y compatibles que divergentes.
Veamos unos pocos intereses compatibles que se han mencionado como parte del diálogo por la pacificación de las pandillas. La sociedad desea que los miembros de pandillas vayan a trabajar y a ganarse la vida honradamente, aquellos solicitan oportunidades para eso mismo. La sociedad desea el libre tránsito de las personas, los miembros de pandillas también desean la libertad de circular libremente sin limitaciones territoriales.
La sociedad ya no desea más asesinatos ni lesionados, los miembros de pandillas tampoco desean ser el sector poblacional que aporta la mayor cantidad de defunciones y lesionados. No es difícil descubrir que existen intereses que, aunque vistos desde perspectivas muy particulares, en lo sustancial son coincidentes.
Pero tampoco se debe abandonar el realismo que obliga a reconocer que también existen otros intereses que, sin llegar a ser contradictorios, discrepan entre sí. Mencionemos un ejemplo: Mientras la sociedad desea que las pandillas entreguen todas sus armas y explosivos, los miembros de pandillas solicitan el acuartelamiento de las Fuerzas Armadas. Ambas situaciones son irregulares en cualquier sociedad y, en consecuencia, existe un interés compartido de regularización que podría perderse de vista en razón de la presentación formal de posiciones aparentemente irreconciliables.
De por medio se encuentra la defensa de las posiciones de honor que en su inflexibilidad pueden nublar la visualización de las opciones. Cuando se hace un esfuerzo por crear las condiciones que hagan posible la concreción de los intereses compartidos, los intereses que difieren se vuelven más manejables.
La concreción de los intereses que difieren demandan de una dosis mayor de creatividad y tiempo. Continuando con el ejemplo mencionado: La salida de la Fuerza Armada a la calle se produjo en razón que la capacidad de la Policía Nacional Civil fue sobrepasada por la delincuencia.
Por su parte, los miembros de pandillas usan armas no solamente para la comisión de delitos sino también para protegerse de sus enemigos. La salida de circulación de las armas en manos de civiles permitirá que la Fuerza Armada vuelva a sus cuarteles y solamente la creciente eficacia de la Policía en garantizar la vida y seguridad de las personas animará a los miembros de pandillas a desarmarse.
Se trata entonces de un proceso cruzado en donde uno condiciona al otro y, tal cosa, solamente se puede lograr de manera gradual y recíproca. El imponer cualquiera de los intereses como condición para el otro sería atascar la negociación, colocando el énfasis en las posiciones antes que en los intereses que, aunque en discrepancia, no se encuentran en contradicción.
Los acuerdos son posibles precisamente porque los intereses difieren. Tanto los intereses compartidos como los divergentes pueden servir como los bloques de construcción de un acuerdo prudente.
*Pastor general de la misión cristiana Elim.
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EDITORIALES
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