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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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martes, 21 de febrero de 2012

La honestidad y la transparencia no solo en tiempos de campaña (El Mundo)

Es preciso que la ciudadanía exija no solo en el presente periodo electoral sino que en el futuro la transparencia ética.
Todos aquellos ciudadanos que aspiran convertirse en agente público, sea éste un diputado, alcalde, un funcionario en el poder judicial etc. deben tener claro que solo la honestidad y la transparencia les pueden otorgar certeza, legalidad y viabilidad en lo que ofrecen y que ello lo  cumplirán al electorado. Esto a colación al momento coyuntural que vivimos.
Dichos valores, los cuales muchos los evaden, los cuales son indispensables en toda sociedad y aún más en el desempeño de quienes se les otorga la responsabilidad de administrar fondos públicos (escasos hoy día). Ya que los diferentes menús de soluciones a los diferentes dramas sociales que vive la nación ofrecidos por muchos candidatos, dista mucho de la evidente realidad. Esto basándonos en las experiencias de los diferentes comportamientos de los burócratas, ya que es prudente no fiarse por entero de quienes han engañado más de una vez.

Es preciso que la ciudadanía exija no solo en el presente periodo electoral sino que en el futuro la transparencia ética. Y aun más, en lemas como “el cambio sigue”, “relevos”, “borrón y cuenta nueva” que no se sabe a fondo qué es en realidad. Esto debido a que el grado de desconfianza es tal por parte de la población, en especial el sector juventud hacia los políticos, el cual lo manifiestan día a día. Y como no, si basta ver a quienes eligen y luego se convierten en moneda de cambio. Como los que se dividen  y hacen de su elección un oportunismo político que no es más que pragmatismo sin principio alguno, salvo a satisfacer sus negociaciones con rédito individual, grupal o de sus patrocinadores. Y que ahora se presentan en otros cuerpos, pero acompañados de esa “mentalidad negociadora” a puerta cerrada: la cual es una práctica constante provocando mayor incertidumbre e inseguridad  jurídica al país.
Lo anterior no es del agrado de quienes se muestran alejados a ser parte; así como someterse a una verdadera auditoría ciudadana. Ya que muchas veces juegan en política una imagen de confusión, intenciones no claras pero eficaces en obtener la voluntad popular. Los diferentes juegos de palabras están unidos muchas veces al malabarismo de las necesidades y problemas que se profundizan. Muchos dirán que es una utopía hablar de ética en la actualidad. Pero a mi juicio, ninguna administración pública puede enfrentar ningún reto si sus funcionarios no son honestos en el proceder de sus actividades.
Todos conocemos muy bien que las estructuras que integran el estado, representado en sus diferentes poderes: Ejecutivo, Judicial y Legislativo, tienen responsabilidad, este último creador y rector de leyes, las cuales tienen que lograr alcanzar  una conjugación con niveles óptimos de calidad en pro del contribuyente. Esto en referencia a que las diferentes instituciones públicas deben ser instrumentos que estén al servicio de todos los sectores y así cumplir parámetros de independencia. Sin embargo, si los que las integran no poseen integridad, transparencia, continuarán perdiendo visión de futuro, llevando consigo más lastre del que se vive en la actualidad.
En este sentido, la propuesta de  transparencia que dicen ofrecer los interesados a un cargo público este próximo 11 de marzo, debe ser real y no un simple slogan o estrategia publicitaria. No solo se debe pretender ser honesto en tiempo de campañas ni reducirse a una simple firma de acuerdos que al final nadie cumple. Para que esto trascienda y sea confiable, práctico y útil, la sociedad debe asumir su responsabilidad, dejar a un lado el miedo y exigir un desempeño  ético a sus gobernantes.
Tengamos presente las palabras de Lou Marinoff, Filósofo canadiense: Cada uno de nosotros está centrado en su propio ser y contempla el mundo desde una posición estratégica. Podemos percibir la existencia como una mera serie de acontecimientos que nos suceden a nosotros y a nuestro alrededor, o bien podemos asumir parte de la responsabilidad en muchas de las cosas que nos ocurren. Entre ellos los graves problemas de nuestro El Salvador.

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