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MODERACION

*La moderación es el proceso de eliminar o atenuar los extremos, es buscar el equilibrio.     *En la moderación se halla lo mejor en ética, en política, en economía. Por eso, Rubén Darío decía que “la moderación es el mejor de los bienes”.     La Real Academia Española define la moderación como sinónimo de “cordura, sensatez, templanza en las palabras o en las acciones”.     Son esas, precisamente, las características o cualidades que más se deben poner en práctica dentro de la política nacional.    

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martes, 28 de febrero de 2012

Cuidado con la derecha y la izquierda (EDH)

Por Marian Viadurri:
Al revisar la historia política de América Latina del Siglo XX y lo que va del XXI, el clivaje ideológico de izquierda-derecha es persistente. Es necesario ser cuidadoso al discutir estos dos conceptos. Frecuentemente, la terminología se usa a la ligera y como consecuencia se formulan generalizaciones precipitadas. Ya que las falacias abundan cuando se trata de la izquierda y la derecha, las siguientes reflexiones esperan abonar a un diálogo mejor informado.
El período entre guerras ejemplifica lo difícil que es aterrizar la definición de la izquierda y la derecha. Mussolini y Hitler eran jefes de estados totalitarios y fascistas. El Estado se inmiscuía en la vida privada de los ciudadanos a tal grado que existía intensa represión a la oposición y a los disidentes que no comulgaban con sus ideales nacionalistas y de superioridad.
La lógica diría que, como estos dos líderes eran fascistas, eran de derecha. Pero ambos tienen algo en común con su contemporáneo Stalin, aunque el líder ruso fue comunista. Stalin también ocupaba tácticas de terror hacia los ciudadanos de la Unión Soviética. Entonces, el fascismo (de "derecha") y el comunismo (de "izquierda"), aunque ideológicamente antagónicos, tienen en común el elemento totalitario.
Es decir, si se toma la línea recta del espectro político --Stalin en la extrema izquierda e Hitler en la extrema derecha-- y se unen hacia arriba estos dos extremos para formar un círculo, tendríamos lo mismo en la parte superior del círculo: un sistema totalitario. Ya si es de derecha o de izquierda el Gobierno es indiferente, porque un sistema anti-democrático en su esencia es malo e indeseable.

Algunos ejemplos de la política contemporánea latinoamericana también justifican la relatividad de los conceptos. Es posible argumentar que el Partido Justicialista de Argentina ha sido tanto de derecha y de izquierda a lo largo de su vida como partido, dependiendo de los retos y las necesidades económicas y políticas del contexto histórico. Menem en los noventa fue uno de los presidentes que adoptó profundamente y rápidamente políticas de privatización en América Latina.
Sin embargo, fue presidente bajo la misma bandera del partido de Juan Perón que abogaba por los pobres, la justicia social y los derechos del sector laboral cada vez que tuviera oportunidad. Algunos también argumentarían que el primer período presidencial de Perón fue más de izquierda que el segundo período de los setenta. ¿Entonces el partido de los peronistas es de izquierda o de derecha? Otro ejemplo es APRA, partido del ex presidente peruano Alan García. En los ochenta fue uno de los contados presidentes que adoptaron medidas heterodoxas para darle cara a la crisis de endeudamiento, medida que para muchos serían etiquetadas como de izquierda por el componente del rol del Gobierno en la fijación de precios. Pero veinte años después, en su segundo período como presidente aprista, no se encuentra en la misma posición ideológica.
Pueden enumerarse otros ejemplos de lo borroso que es la línea entre la izquierda y la derecha. De hecho, ni siquiera existe una sola izquierda o una sola derecha. Es un error generalizar y juntar en una sola categoría de izquierda a Lula, Chávez, Bachelet, Vásquez y Funes; existen diferencias significativas que hacen un único concepto de izquierda irrelevante.
Es necesario ser cuidadosos al emplear los conceptos de izquierda y de derecha. No caigamos en la trampa de las generalizaciones y falacias. Es mejor referirse al grado de calidad democrática y hacer otras preguntas, como por ejemplo: ¿Es el partido X democrático o no? ¿Exhibe el Presidente X vocación democrática o no? ¿Está el Gobierno haciendo bien su trabajo, de forma eficiente y transparente? ¿Está el Jefe de Estado rindiendo cuentas a la población efectivamente? Estas preguntas ofrecerán seguramente respuestas más relevantes que el resultado de tipificar y encasillar a un Gobierno o a un gobernante como de izquierda o de derecha.

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