MODERACION POR EL SALVADOR

El analista Manuel Hinds advierte del peligro de los créditos políticos o motivados por la corrupción

El presidente Mauricio Funes tiene pendiente de firma la ley que dará vida a una nueva banca de desarrollo con la cual se espera dinamizar el crédito en el país, principalmente a sectores productivos como el turismo, la agroindustria y el energético.
La Asamblea Legislativa aprobó la ley el pasado 22 de septiembre y la misma establece que el nuevo esquema entrará en funcionamiento 90 días después de su publicación en el Diario Oficial. Se espera, por tanto, que la nueva banca de desarrollo inicie operaciones en enero del próximo año.
La ley transforma al estatal Banco Multisectorial de Inversiones (BMI) en uno nuevo que podrá otorgar préstamos a usuarios finales y asumir parte del riesgo por esos créditos, explicó el presidente del BMI, Ricardo Mora.

Actualmente el BMI solamente otorga préstamos a los bancos comerciales y otros intermediarios financieros, como las cajas de crédito, para que sean estos los que evalúen a los deudores y decidan a quiénes en específico les aprueban el financiamiento.
El presidente del BMI explicó que "ahorita, si yo le presto, por ejemplo, al Banco Agrícola y el cliente no le paga al Agrícola, el Agrícola está en la obligación de pagarme a mí (BMI)".
En cambio, una vez que entre en vigencia la nueva ley, el nuevo Banco de Desarrollo de El Salvador podrá asumir el riesgo por entre el 50% y el 90% de los proyectos en cuyo financiamiento entre a participar.
¿Cuál es el sentido de este cambio? Abrir más los grifos del financiamiento a proyectos productivos de mediano y largo plazo que actualmente se topan con muchas trabas en los bancos comerciales, sostuvo Mora.
El funcionario destacó que tras el estallido de la crisis económica global y su impacto en El Salvador, la colocación de crédito ha disminuido en el país.
En 2008, la cartera total de préstamos en el país sumaba 9,219 millones de dólares. En los últimos tres años, esa cifra ha caído 8.8%, hasta situarse en 8,405 millones de dólares a julio de este año, según la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa).
Pero los bancos no han dejado de prestar por falta de dinero. Así lo muestran las cifras de depósitos totales, que crecieron 8.6% entre 2008 y julio de este año.
La caída del crédito obedece al aumento en el riesgo, observó Mora, y añadió que al entrar el nuevo banco de desarrollo a asumir una parte de ese riesgo, el otorgamiento de crédito aumentará.
Los peligros
Pero la creación de un banco de desarrollo es algo que el exministro de Hacienda Manuel Enrique Hinds considera una mala idea en un país como El Salvador.
"El problema más serio de los bancos de desarrollo son los préstamos políticos y los préstamos de corrupción", señaló Hinds.
A manera de ejemplo dijo que si un diputado solicita un crédito a un banco de desarrollo, "y yo quiero que el diputado me apruebe una ley, entonces le doy un préstamo. Entonces ya el diputado siente que él no tiene obligación de pagar el préstamo, porque el pago del préstamo está en el voto que va a dar en la Asamblea".
Para reforzar su tesis, Hinds dijo que los bancos estatales que ya funcionan en el país, es decir el Hipotecario y el de Fomento Agropecuario (BFA) han tenido que acudir en el pasado a dinero del Estado para no caer en bancarrota. (Detalle en recuadro en la siguiente página).
En otros casos, los préstamos no se otorgan por compadrazgo político, sino basados en otros criterios erróneos, añadió Hinds.
Este sería el caso de un préstamo para financiar la siembra de caña de azúcar en las faldas del volcán de San Salvador, donde claramente no existen las condiciones de suelo y clima adecuados y, por lo tanto, lo más seguro es que ese proyecto fracasará y el deudor no podrá pagar, dijo el exministro.
Los candados
El presidente del BMI coincidió con Hinds en que los préstamos políticos constituyen la principal amenaza para un banco de desarrollo. Pero también se muestra convencido de que la nueva ley contempla medidas para evitar que esto suceda.
Mora dice que el primer candado lo constituye el hecho de que el nuevo banco de desarrollo solo financiará una parte de los préstamos.
Para el caso de proyectos por cuatro millones de dólares o más, la nueva institución solo prestará el 50%. El resto deberá obtenerlo el cliente de otra fuente, como un banco comercial o una caja de crédito.
Según el presidente del BMI, esto garantiza que el otro banco haga un análisis técnico del deudor con miras a recuperar la parte del crédito que desembolsará con fondos propios.
Mora añadió que otro candado radica en la conformación de los órganos que gobernarán el nuevo banco, es decir, la junta directiva y la de gobernadores, donde habrá representantes privados de las mipymes, el sector agropecuario y las universidades.
Hinds opinó que estos candados funcionan en países con institucionalidad fuerte, como Alemania, pero no en uno como El Salvador.